jueves, 1 de noviembre de 2007

El amor es nihilista y falla

Amor fugaz o la duda de amar
Publicado en la revista Diez


Sí, el amor ya no es como esas viejas historias donde el hombre lucha por ganar el corazón de una dulce mujer, pasando cientos de obstáculos, pruebas y un sinfín de retos. Hoy el amor es como la comida rápida (fast food), en sólo cuestión de minutos y sin esfuerzo encuentro a alguien con quien pasar el día. Voy a una fiesta, coqueteo, charlo, me hago el gracioso y al final de la noche termino con alguien.

Sin complicaciones, sin responsabilidades, sin un verdadero motivo más que el del goce, el poder contar a tus amigos esa aventura que por la noche has vivido, el reconocerte a ti mismo y saber que eres capaz de encajar en una sociedad que vive todo apresuradamente dejando de sentir, de disfrutar y de conocer. Son actos amorosos que sólo duran un momento, llenos de lujuria, de erotismo pero sin pasión.

Despiertas por la mañana y tienes a alguien a tu lado y no sabes qué hacer, si correrla o seguirle la corriente o qué, sabes que habrá preguntas y querrás evitarlas. Simplemente porque tú individualidad vale más. Prefieres ser libre y deambular, aceptando las cosas tal como se presentan y pensando especialmente en ti.

Los hombres y las mujeres han dejado de creer y buscar eso que nuestros padres y los medios llaman amor. Porque estos nos hicieron creer que con esté, encontraríamos una especie de felicidad, romperíamos lo cotidiano, pero ya no, buscamos un camino libre para vivir como se nos de la gana. Preferimos viajar, ir de fiesta, andar con amigos (as), vivir de un modo fortuito, yendo y viniendo de un lugar a otro, adonde se nos antoje, mirando a quien quieras, consiguiendo teléfonos, teniendo citas y por qué no, tener sexo con alguien.

Ya no le damos peso al corazón, siempre existe un miedo, una duda, ya no nos dejamos llevar, no nos entregamos, por qué, porque no esperamos invadir de complicaciones la sencilla vida que llevamos y evitamos las preguntas, los momentos lindos, decir lo que sentimos, ya no somos espontáneos ni decimos que sentimos; ya que al momento de hacerlo avanzamos al lugar que estamos evitando.

Se puede pensar en el amor estoicamente, quién no olvida la famosa escena de Ghost (EUA, 1990) – seguramente más mujeres que hombres - en el que un fantasmita hace el amor con Demi Moore sobre un taller de barro o Titanic (EUA, 1997) a pesar de la diferencia de clase la pasión triunfa, incluso la misma muerte se enamora en Meet Joe Black (EUA, 1998) y quién no olvida el famoso chiflido de Pepe el toro a la Chorreada.

Y no sólo el cine, el secuestro amoroso más famoso en la literatura es el de Elena y Paris en el Caballo de Troya, Shakespeare le da vida a Romeo y Julieta, no olvidemos las cartas que escribé Cyrano de Bergerac, o la lucha interminable del Quijote por defender el honor de Dulcinea. Marcel Proust dice que el amor es el espacio y el tiempo hechos sensibles en el corazón.

La seducción, el amor trágico y cortes ese arte por el arte de amar es esa concepción moderna que los filósofos profesan. La nueva idea contemporánea de “enamoramiento” y de “entrega amorosa” están validados por la individualidad y la secularización. Renunciamos a seducir por miedo a ser seducidos, porque somos personas acostumbradas a elegir y el temor está en saber si elegimos bien o no, la duda esta siempre presente como un fantasma que nos acosa y nos hace dudar.

Seguiremos cometiendo tonterías y errores, amando sin amar, durmiendo por dormir como si fuera una competencia. Pero en cualquier momento tu vida va a cambiar, tus sentimientos serán otros. Seducirás y serás seducido.

El amor es nihilista y falla, pero algunas veces hay que pensar en que vale la pena experimentar y sentir el cariño que alguien más te puede dar, sentir esa mirada que no cualquiera te da, esa caricia que no es de amigos, ese beso que no es de una noche y esa pasión que algunas veces esta cargada de una fuerza tan grande que desearías mantenerla por el resto de tu vida. Una oportunidad es justa y tratar de vivir, de convivir y de dar esa oportunidad llena un hueco en nuestra soledad y nos da a entender que la vida no es sólo una noche sino los momentos que tienes con otros.
Sólo despues del desastre podremos resucitar

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